31/7/12

Sencillo

Cada día disfruto más de las cosas sencillas, como el runruneo de mi gata cuando se tumba en mis piernas, o leer a medias con mi retoño, Pelo de Zanahoria, discutiendo a quien le toca el siguiente párrafo, reconozco que llevamos demasiado con él, pero estoy disfrutando de cada página como si se tratara de la última.

Subes mientras ríes,
como un niño,
que es lo que eres.

Como un niño,
el móvil me escondes
y haces un guiño.

Es entonces
cuando yo lo escondo
tú, lo pierdes.

Escondido no muy hondo,
me miras, te ríes,
bien, ya lo has encontrado



29/7/12

¿Qué es?

Para algunos ir a los abismos,
o llevar un lastre, que crece.

Otros que ven abrirse el cosmos,
lo sienten como una alegría y suerte.

Para mi, es una lección sin libros,
que te hace cada vez más fuerte.
Una escalada, llena de amigos.

26/7/12

La medida

¿Cuál es la medida correcta?


Miro, busco, el espacio,
el tiempo que se pasó,
fugaz, como el ocaso
que anoche desapareció.


Se me escapan los segundos,
escurridizos, entre los dedos,
eternos los silencios
que duran milenios.


¿Cuál es la medida exacta?




25/7/12

Acumulaciones, llenados y demás historias.

No he terminado de vaciar las maletas que traje de Malta y he llenado otra en Almuñécar.

El viaje se me hizo menos largo y pesado de lo que esperaba. La culpa, se la hecho a la buena compañía. Espero que no sufriera demasiado con la música, ni con mi voz de fondo destrozando todo lo que sonaba.


 Apenas he hecho la última digestión y ya me he llenado de nuevo.


No sé que tiene la montaña que me atrapa y me desnuda. Nos recibió con el cielo despejado y una temperatura agradable, el adiós fue con el cielo encapotado. En medio los días fueron tranquilos, fugaces, con mucho aroma y sabor.

Me habían hablado tan bien del sitio y de la gente que estaba un poco nerviosa, incluso tenía un poco de miedo, ¿De qué? seguramente de esas cosas que me regala de vez en la inseguridad. Al final, hasta el coche se sentía a gusto, tanto que en una de las salidas parecía que no quería irse, o tal vez fue que no miré bien por el retrovisor. Todo puede ser.


Si tuviera que elegir el mejor momento, no podría. ¿Como elegir cuando no quieres descartar nada?

Sin aterrizar,
he despegado.
Sin despertar
estoy soñando.

Tan cerca,
Tan lejos.


7/7/12

Sesión de fotos

   Lo reconozco, las primera semana me la he pasado de bajón. De hecho, me ha pasado algo que no me sucedía desde que era una niña; estas dos semanas, sobre todo la primera, me han parecido dos lustros. El primer día, me puse el despertador a las ocho, abrí un ojo y me vino a la cabeza la playa que teníamos al lado del piso, pero enseguida regresé al mundo real y me di de bruces contra el colchón, cerré los ojos y me di media vuelta.



   Aproximadamente una semana después de aterrizar, mandé un mensaje a Txabi, para hacer el reportaje de fotos eróticas que me había propuesto justo antes de irme de erasmus. Me he pegado toda la semana nerviosa. Pensando en poses, ropa y quitarme las marcas que  me hice un día de excursión con vestido corto en un autobús sin techo, entre otras. Las que más me rodaban la cabeza, ¿Sabré hacerlo, me quedaré cortada, muerta de vergüenza y como un pasmarote?

   Durante la semana nos fuimos intercambiando correos, con ideas, sugerencias y dudas. Quedamos un día para contrastar opiniones, quería y necesitaba quedar para verle la cara y comprobar que me sentía cómoda.

   Por fin llegó el día. Como siempre me pilló el toro y no hice la mitad de las cosas que tenía pensadas. Me terminé de depilar tarde, las cejas no me las retoque ni las deje tan finas como tenía pensado. Pero viendo las tres primeras fotos, pienso que mejor así.

   Habíamos quedado a las tres y cuarto. A las tres y diez estaba haciéndome un cigarro mientras revisaba que llevaba todo. A las tres y cuarto comencé a mirar cada diez segundos el reloj, sonó el timbre, y fui corriendo, pero era un muchacho muy atractivo de una ONG, al que debido a los nervios era incapaz de escuchar. A las tres y veinte me empecé a impacientar y, con el móvil en la mano, dudaba si mandar un mensaje, tres minutos más tarde sonó el timbre y esta vez sí era Txabi.

   Metimos todo en la furgoneta, durante el camino hablé un montón de cosas superficiales que ahora mismo no recuerdo, mientras pensaba en tres cosas a la vez, me pasa siempre que estoy nerviosa. Decidió meter la furgo directamente en el aparcamiento de la plaza del Pilar.

   Por fin llegamos al estudio. Al principio tuve mis dos minutos de “ ¿Qué hago? qué nervios, qué  horror” pero enseguida me puse en mi sitio. “ Empieza por el principio, ¿ No tienes que maquillarte? ¿No tienes que sacar cosas de la maleta?” Me maquillé y con dos kilos de dudas pregunté

-       ¿ Por dónde empezamos?
-       Por donde quieras
-       Por los guantes de boxeo
-       Bien

   Me puse los guantes, con tantas dudas que no cabían en el estudio. Pero poco a poco  se fueron disipando y me fui encontrando más a gusto en el papel. La pregunta clave, sin duda “ ¿Para qué te has vestido así?” Quizá me la tenía que haber hecho a mi misma una hora antes.

   Aquí dejo el enlace al Flickr de Txabi, el fotógrafo.

   http://www.flickr.com/photos/alduntza/7515201040/in/photostream/

5/7/12

Regreso a la rutina


   Son las 22:10, hace diecisiete días que llegué a Zaragoza y 423 horas, 20 minutos y 50 segundos aproximadamente que, con un enorme pesar, me montaba en el avión y decía adiós a esa pequeña hermosa republica llamada Malta. Desde la ventanilla del avión intentaba memorizar el aeropuerto, repasaba todas las caras, todos los momentos, y me daba cuenta que una parte mía se había quedado allí, pero que el hueco no estaba vacío,  más bien lleno con un trozo de esta gran mini isla y de la buena gente que me encontré allí. Lo reconozco, todavía no he deshecho del todo la maleta. 

   A mitad de camino, con el cinturón puesto debido a las turbulencias, me quede dormida, en parte por el cansancio producido por dormir 3 horas interrumpidas por mi “querida compañera de habitación” cuando, sobre las cuatro de la mañana, se puso a prepararse la maleta y me despertó.

   Al entrar en la Península, me desperté con una gran tristeza, por todo lo que iba a dejar de hacer y por las personas a las que iba a dejar de ver. Intenté mejorar un poco el estado de ánimo repasando los proyectos que tenía aquí. Una sesión de fotos eróticas y un curso de literatura en Almuñécar, aparte, por supuesto, de mi hijo Yeray, mis padres, que me esperaban con cambios en mi habitación, y mis amigos, que me esperaban con los brazos y el corazón abiertos, eran las únicas razones por las que no lloré desconsoladamente cuando llegué a España, ni grité como en una película de miedo, no voy a decir el nombre porque sé que la reconoceréis, “¡el avión va a estallar, vamos a morir todos, el motor está roto, vamos a morir todos!”

   Los proyectos y las historias de la GENTE, los contaré en otro post, quiero contarlo bien y con detalles, pero no quiero poner una entrada interminable.