Se detuvo. Y pensando que eso sólo sucedía
en las películas, dio media vuelta. Regresaba al lugar donde hacía cinco
minutos estabais hablando. Por el camino la imaginaba cerrada, pero deseaba encontrarla
abierta contigo dentro, esperando. Entonces, escucho. “Próxima parada Samasu. Fin
de trayecto.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario