Siempre he pensado que mi vecino era un tipo clásico,
tirando a rancio. Últimamente, estoy pensando que no es normal. Nadie en el
bloque sabe su nombre. Nunca ha tenido una visita. Tanto secretismo me pone de
los nervios.
Hay veces que me puedo pegar una semana sin verlo, creo que
más. Esta tarde su vecina
del rellano y yo nos hemos dado cuenta de no sabemos como suena su voz.
Siempre lleva el mismo pantalón gris marengo. No, no es que
tenga dos o tres pantalones iguales. A no ser que tenga en todos una mancha de
legía igual y en el mismo sitio. La camisa lo mismo, rosa, con una mancha de
mostaza. Por esto se podría pensar que es un guarro, pero es curioso porque en vez de oler mal, lo hace bastante bien.
Me desconcierta tanto hermetismo. Hay quien piensa que es un
agente secreto, otros que es un terrorista, que está reuniendo
información. He negado ambas teorías.
Precisamente ese tipo de gente no hacen esas cosas. Suelen tener un trato
cercano y cordial, además de tener trabajos muy normales. Los chiquillos del
edificio dicen que es un vampiro, por eso nunca sale a la luz del día. Es
cierto, nunca sale de día, pero no creo que sea un vampiro, más bien algo
trasnochador. Eso sí muy sigiloso. No hace ruido ni al entrar ni al salir, es raro
porque todos estos portones antiguos chirrían. Además cada uno hace un ruido
distinto y característico.
Hoy iba decidida. Repasaba mentalmente la conversación que
tenía preparada, voy a llamar a la puerta y le voy a decir: Sé que llevas mucho
tiempo en el edificio, que esto lo teníamos que haber hecho antes, pero más
vale tarde que nunca. Voy a invitar a café a los vecinos más majos y me
preguntaba si te apetecería pasarte y así nos conoces.
He llamado, pero no ha salido nadie. Poco después ha llegado
una viejita encantadora. Lo más extraño, ha sido cuando le he preguntado por el
mozo que vivía allí. Me ha asegurado que no había nadie. Que el piso llevaba
más de cinco años cerrado a cal y canto.
-
Desde que se murió mi pobre sobrino. No se ría,
por favor. Se atragantó. Toda la vida hincha del Zaragoza, siempre sufriendo
sus derrotas. Pobre, se emocionó tanto por cuando gano aquella copa, que se
atragantó con el perrito caliente que se estaba comiendo.
Entonces abrió la puerta. Salió de sus bisagras un chirrido
que no había escuchado nunca. La puerta al abrirse barrió el polvo del suelo,
dejando una marca en el suelo. ¿ Es cierto? ¿Realmente no se había abierto
nunca la puerta?
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